Adopción espiritual de un seminarista


Si bien agradecemos el deseo de un seminarista de servir íntimamente a Cristo y a su Iglesia, su camino hacia la ordenación puede incluir momentos de incertidumbre y lucha espiritual. Mediante el apoyo de la oración, la parroquia se convierte en una fuente vital de aliento y gracia en este camino.
Esta iniciativa invita a personas o familias a adoptar espiritualmente a un seminarista, comprometiéndose a orar con regularidad y, cuando sea posible, a brindar gestos ocasionales de apoyo, como tarjetas o ramos espirituales. Incluso si el seminarista no pertenece a la parroquia, esta conexión personal le recuerda que no está solo en su camino.
Dependiendo del tamaño y la estructura de su ministerio, el programa de adopción puede adoptar diversas formas. Puede ser tan sencillo como que un feligrés elija un nombre de una lista y se comprometa a orar, o tan complejo como coordinar la comunicación continua entre adoptantes y seminaristas. Independientemente del enfoque, este vínculo espiritual anima mucho al seminarista y fortalece la cultura vocacional en la parroquia.

